Simplemente brillan…

Simplemente brillan…

Esto que escribo aquí te lo cuento, me lo cuento.

Mi madre no sabe que estoy hablando de ella en este mail que quizás lean cientos de personas, me gustan esta clase de gestos invisibles, apenas un detalle resonante de la gratitud que siento hacia ella.

A veces me quedo observando largo y tendido el cuadro de arriba que ella pintó, pues a sus 77 años sigue yendo a clases de pintura y cuidando de siete nietos, todo sietes en este relato de su vida.

Mi madre es una fuerza de la naturaleza, es una de esas Carmenes, leonas y Valquirias capaces de ser tormenta majestuosa y brisa delicada, procurando, a su manera, impulsar las velas de tu barco al mejor puerto visible.

Sentir ese viento a favor es un tesoro y un ejemplo que como hijo agradezco y como padre procuro no olvidar.

El impulso en las velas de tu barco requieren de una dirección, de darle sentido a tu travesía, tener un plan, una rumbo a seguir y no tanto por alcanzar un destino u otro si no por mantener la mirada firme y serena en el hogar al que todo faro apunta.

“Se nos dice que dejemos que nuestra luz brille, y si lo hacemos, no necesitaremos decírselo a nadie. Los faros no disparan cañones para llamar la atención sobre su brillo, simplemente brillan.”.

— Dwight L. Moody

La gratitud es un faro al que entregarse cuando la oscuridad despliega su belleza, oscuridad que nos envuelve como manto de misterio.

Suspendidos en mar incierto, agradecemos que el contraste de esta luz dibuje siluetas confiables, más allá del horizonte comprendido, más allá de cualquier océano humano.

«Un faro no salva los barcos; no sale y los rescata, es solo este pilar que ayuda a guiar a las personas a sus hogares.» 

— Lea Michele

La gratitud es un faro, un destino certero, a veces entre aguas bravas, otras, bajo la calma de las estrellas y la quietud de una paz fluida.

La gratitud es un faro en el que reposa la mirada confiada, la decisión de conectarse al vaivén del dar y recibir, al movimiento natural que no deja de girar, destellos de transformación dibujando estelas en la mar.

“Un faro quieto nada sería, guía mientras no deje de girar. No es la luz lo que importa en verdad, son los doce segundos de oscuridad 

— Jorge Drexler

La gratitud es un faro al que mirar cuando no sientas el viento en tus velas, cuando el rumbo se esconda en la oscuridad de la noche, cuando tu hogar parezca lejano y perdido.

Recuerda, la gratitud es un faro al que mirar,  agradécete, celébrate y simplemente brilla cuando te toque brillar, porque quizás así también seas faro y guía de hogar para otros en la oscuridad de su noche.

Que pases un bonito día.

Sin Comentarios

Publicar un Comentario

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies